11 jun 2007

Sobre la posibilidad de progreso científico

Cara Teófila,

Hace unos días me transmitió en sendas notas la preocupación de su merced acerca de la posibilidad de un progreso.

Para preguntarnos sobre la posibilidad de progreso en la ciencia puede ser importante limitar los alcances de este progreso al ámbito exclusivo de la ciencia. Una forma de hacerlo es negarle a la ciencia la tarea de contribuir a la ética. La ciencia puede colaborar con el progreso humano, pero este se produce por otras vías, si es que existe. Cómo dice Baruch Espinosa en sus tertulias: “Evolución no es igual a Progreso, esto no es Disneylandia”. Estas salvedades sólo pueden parecer redundantes si no se tiene en cuenta que desde la Revolución Industrial y hasta hoy se ha asimilado irresponsablemente el progreso científico y tecnológico con el humano.
Las nociones de progreso científico pueden separarse en tres. Por un lado, el progreso institucional, que abarca los aspectos económicos, organizativos y profesionales. Por otro lado está el progreso metodológico, que son los nuevos métodos de investigación o el uso de instrumentos científicos más precisos. Finalmente se habla de un progreso cognitivo, es decir, el incremento del conocimiento científico.

¿Se puede hablar de progreso en Kuhn?
El progreso es según la RAE la Acción de ir hacia delante, Avance, adelanto, perfeccionamiento. Para saber si existe progreso en la noción de Kuhn (ver retrato) podríamos retrotraernos a la antigua preocupación griega de buscar ese algo que permanece para explicar el cambio. En este caso esta sustancia de la ciencia no pueden ser las teorías, ya que estas se reemplazan viejas por nuevas, no dejando punto de comparación para una valoración acerca de un eventual perfeccionamiento. En cambio, si elegimos mirar a los resultados de las teorías científicas, evidentemente podemos hablar de progreso, ya que luego de una revolución, el nuevo paradigma resuelve un número mayor de anomalías, dando una visión más útil del mundo.

Espero haber dejado meridianamente claras mis puntos de vista al respecto.
Crea en mi cariño hacia su merced,

Teófilo,

6 comentarios:

Verónica Garat dijo...

Mi querido Teófilo,
Observar cómo en ciertos textos subyace la idea de progreso, cómo obstinada y dura persiste esta idea, me seduce y atrae de igual modo que puede atraerme el brillo de la escarcha al amanecer o la luz de la luna sobre el río.
Como muy bien dice usted -y corríjame si no le he interpretado correctamente-, el hablar del progreso de algo supone una sustancia que avanza perfeccionándose. La pregunta que viene al hilo es qué sucede si prescindimos de esa sustancia, de ese algo que permanece, cómo pensar sin ese uno inmutable, cómo afirmar la existencia de tal sustancia, qué es esa sustancia, y etc., etc. Hay ahí una serie de cuestiones.
Usted decide mirar los resultados de las teorías científicas para poder predicar progreso, pero necesita introducir la noción de utilidad. Al hilo viene también la otra serie de cuestiones, una visión del mundo más útil para quién o quiénes, qué es útil, qué hacer con la verdad en tanto requisito del conocimiento científico, cómo se relacionan verdad y utilidad, y etc. y etc.
Crea usted en la dicha que me depara el conversar con usted abiertamente sobre estos y tantos otros temas de común interés. Crea usted en mis recíprocos cariños hacia vuestra persona.
Teófila.

Teofilo dijo...

Cara Teófila,
Prefiero escribirle a vuestra merced rápidamente mis impresiones, así las obtendrá limpias de corrección política y de beneficios sexistas.

Tal vez debí ser más claro de inicio: no creo en ninguna noción de progreso global. El ejemplo de la sustancia es sólo para ejemplificar pomposamente un punto de vista. Se puede tranquilamente negar la existencia de progreso, decir que la penicilina es parte de un caos que por un lado salva al herido infecto y por el otro crea resistencia microbiológicas y guerras forzadas por multinacionales. Incluso aumentar la esperanza de vida puede no ser un indice positivo, si la vida será causa de tanta muerte. Todo lo anteriormente dicho es pasible de ser redactado en un entretenido ensayo.

Pero la noción de progreso científico también puede ser cuantificada. Un telescopio que ve más lejos, ve más lejos. No implica que el hombre sea mejor, ni si siquiera que ver más lejos implique conocer más del mundo. No puede negar la utilidad de ver más lejos, porque hay hombres para los cuales ver más lejos es útil y eso debería bastarle, salvo que derive en oscuras conspiraciones astronomía-nasa-cia: desde que hay noticias el hombre quiso ver las estrellas, y dibujarlas más claramente.

Y si quiere -estando como estamos en rebajas y ofertas-, le concedo poner en duda la utilidad de ver más lejos, cuando los pobres niños son comidos por gorriones sedientos de sangre. Pero deberá concederme que negar que ve más lejos -donde ver es el efecto de la luz en el ojo- es negar la posibilidad de conocimiento. También es posible, pero ya entramos en posturas anticognitivistas que pueden ser estimulantes pero que escapan a un tipo de análisis que no quiera recurrir a la emotividad o al arte. Y el arte, en occidente, que si ha leído las noticias, es hoy todo el mundo, no es ciencia.

Es importante dividir, aclarar los términos. Como esa discusión en la antigua Salónica de que nombrar la palabra "política" era referirse a algo sucio y maloliente. Aquí lo mismo, circunscribir el término "progreso" es Robespiere y la Carta de la Unesco es como pelear con fantasmas con un crucifijo en la mano: una cuestión de fe.

Crea en la bondad de mis intenciones,
Teófilo.

PD: Incluso, todas las negaciones anteriores son posibles en el punto de vista de la individualidad, de la libertad de expresar libremente las ideas. Sin embargo, en un ámbito de discurso práctico en el que participaran todos los implicados de nuestros juicios que tienen impacto social y moral, el hilo debería ser mucho más fino.

Verónica Garat dijo...

Mi querido Teófilo,
Le agradezco el que me haya escrito con espontaneidad y, así, sin "corrección política" ni "beneficios sexistas". Sobre todo esto, sin "beneficios sexistas", vaya a saber qué cosa sean!, pero que pintan mal, pintan mal. (veáme con sonrisas y guiños)

Al leer su carta, mi primera impresión fue la de ver desfilar ante mis ojos la enorme cantidad de cosas de las que gozamos gracias a los avances y progresos tecnocientíficos: usted y yo, más allá de los personajes con los que nos revestimos, estamos comunicados de una manera impensable hace pocas décadas atrás. Y con esa primera impresión vino inmediatamente al recuerdo un recurso argumentativo que utiliza Diderot en su apología de Séneca. Innumerable cantidad de veces, al punto de quizás abusar de la paciencia del lector, Diderot increpa al Censor de Séneca que juzga sin consideración alguna a hechos y circunstancias. Así -y como muestra transcribo-, dice "Salimos de una mesa suntuosa, respiramos el perfume de las flores, gozamos de la frescura de la sombra en deliciosos jardines, o, si la estación lo exige, nos encerramos entre mamparas en habitaciones muy calientes; digerimos, perezosamente extendidos sobre cojines rellenos con plumón, cuando juzgamos al filósofo Séneca: no estamos en Córcega, no estamos allí desde hace tres años y no estamos solos."
Releo nuestras notas. Concluyo que la validez de mis preguntas planteadas en el primer comentario a esta entrada permanece incólume.
Al menos desde la tradición de los textos de estudio, la idea de progreso aparece como una idea moderna, ligada indiscutiblemente a cierta idea de mejora en la humanidad, lo que la diferencia de la idea de evolución. Concédame acordar en ésto conmigo, es decir, cóncedame por el momento no discutir, ni poner en entredicho entredicho este conocimiento básico acerca de la idea de progreso. Pareciéndome acertado entender que tal idea presupone una "sustancia" permanente etc, me pregunto luego precisamente por este presupuesto, si es posible pensar sin "sustancia", etc. Pareciéndome también dificultoso prescindir al tratar de "progreso" de nociones de tipo valorativo, como puede ser la de utilidad, apunto ciertas preguntas que me parecen imprescindibles formular siempre que algo del orden del valor surge.
En fin, que ya conoce usted en cuánto me subyugan las cuestiones vinculadas a la ética y a la política...
Con apetito.
Teófila.

Teofilo dijo...

Cara Teófila,

Cuando intento matizar la palabra progreso con su merced es como si quisiera valorar moralmente el sexo, dolor y placer con Sade: simplemente no me admitiría a trámite el expediente.

Mis conocimientos llegan hasta mi anterior comentario, ir más allá sería repetirme. Sólo lo haré para insistir en que negar todo tipo de herramienta para valorar positivamente la diferencia entre una vacuna y otra, es un postura que podría ser defendida según las apetencias del filósofo como bueno, malo o incluso neutro, pero es claramente una postura anticognitivista, es decir, que niega la posibilidad de un conocimiento suficientemente cierto para poder al menos referirse a él. Y recuerdo que soy cuidadoso con las palabras, así que si digo "vacuna" me refiero al "principio orgánico que se inocula para preservar de una enfermedad" y no al "espíritu" ni a la "sociedad" ni al "conflicto de clases".
Y recordarle que si insiste en decir que al "discutir" sobre los usos de la "palabra" progreso sin vilipendiarlo inmediatamente como a presidente norteamericano invasor de Irak, es asumir un racionalismo ilustrado naïve, me ofende -intelectualmente hablando, claro, su merced es una digna y amorosa persona-.

Crea en mi fe de veracidad,

Teófilo.

Verónica Garat dijo...

Mi querido Teófilo,
Me es muy grato este animoso intercambio epistolar. Hacía un tiempo que no surgía tema que suscitase una serie intensa de cartas.
Entiéndame, me resulta muy difícil desligar a la noción de progreso de un algo que avance mejorando. Y como dudo que desde la noche de los tiempos, desde los orígenes, exista algo así como el ser humano, el derecho, el conocimiento científico, etc, la idea de progreso no me convence.
Algo apremiada de tiempo, no he querido sin embargo posponer algún comentario para continuar con este intercambio.
Con afecto.
Teófila.

Teofilo dijo...

Teófila Obstinata;
Como le dije que había agotado argumentos sobre este asunto, por lo que no abundaré en la misma.
Sumamos peras y manzanas y ninguno está dispuesto a comer del otro fruto para lograr un resultado en común. Los latinos gustáis de discusiones interminables por el simple placer de la dialéctica. Como sabéis, mi padre es de Bohemia y de su cultura he aprendido que siempre es bueno que el acuerdo sea parte del diálogo.
Crea en la benevolencia de mis frases,
Teófilo.