31 dic 2011

La gata sobre el tejado de zinc caliente - Tennessee Williams


Mi querido Teófilo,
Ya casi que me había ido ahí de donde no hay regreso, pero algo me retuvo, algo me hizo demorar mi final de partida, y volví sobre mis pasos sólo unos momentos. Ya leyó los prólogos, ahora una que otra didascalia:
"(Finalmente la indiferencia de Brick se rompe. Tiene el corazón acelerado, la frente cubierta de sudor, su respiración se vuelve más rápida y su voz más ronca. Lo que están discutiendo, tímida y dolorosamente del lado de Gran Papá, feroz y violentamente del lado de Brick, es el hecho inadmisible para negar por el cual Skipper murió. La base de esa "mendacidad" y ese asco que empujan a beber a Brick, probablemente nace de que, si ese hecho existía, tenía que ser repudiado para "mantener las apariencias" en el mundo en que vivían. Puede ser la raíz de su derrumbe. O quizás es sólo una de sus manifestaciones, ni siquiera la más importante. El pájaro que espero atrapar en la red de esta pieza no es la solución del problema psicológico de un hombre. Estoy tratando de captar la verdadera naturaleza de la experiencia de un grupo de personas, ese intercambio nebuloso, titubeante, evanescente -¡ferozmente cargado!- de los seres humanos sumidos en el nubarrón de una crisis común. En una pieza, hay que dejarle cierto margén de misterio al personaje, de la misma forma en que las personas conservan un gran margen de misterio en la vida, incluso para sí mismas. Eso no absuelve al dramaturgo de su deber de observar y sondear lo más clara y profundamente que legítimamente pueda, pero debe alejarlo de las conclusiones "superficiales", las definiciones fáciles que convierten a una pieza nada más que en una pieza, no en un señuelo para alcanzar la verdad de la experiencia humana. La siguiente escena debe representarse con gran concentración, con la mayor parte de su potencia contenida, pero a la vez palpable en todo lo que no se dice.)"


y le agradezco tanto esa exquisitez que me hizo llegar de sabores... y le dejo mis afectos...
Teófila.

20 dic 2011

"Guoc" de pollo al "curri" ¡con manzanas!


Deliciosa Teòfila,

Siempre perdidos en nuestros placeres intelectuales me permito enviaros un hallazgo que he hecho recientemente. Habrá llegado a vuestras tierras ese cacharro oriental que suelen llamar "guoc" o algunas veces en caracteres sajones "wok". Y no será desconocido por su merced las facilidades que brinda para rehogar carnes y verduras, siendo el pollo cortado en pequeños trozos, las cebollas y los pimientos parte ineludible en muchos casos. También es posible que algún comerciante le haya hecho llegar de las Indias Orientales esa especie llamada "curri" y que en este caso he usado en su presentación como pasta húmeda disuelta en dos vasos de agua bulliente y agregada a todos los ingredientes rehogados y esperando que se reduzca para servir.

Hasta aquí usted no sentirá nada nuevo y tal vez pensará que mis años en las celdas del monasterio me han hecho olvidar los placeres de la buena cocina y que destaco cualquier plato conocido por todos. Sin embargo, este mensaje que es a su vez una recomendación expresa se refiere al hecho de haber agregado a ese rehogado dos manzanas rojas correctamente peladas y descorazonadas.

La alegría que produjeron todos esos ingredientes en mi paladar solitario hicieron que instantes después despachara al recadero con estas letras para su merced.

Sin más y esperando verla pronto, le pido que rece para que vientos favorables me acerquen a su merced.

Teófilo.

19 dic 2011

"No puedo imaginar el mañana" - Tennessee Williams

Mi querido Teófilo,
Y aquí le regalo mis últimas citas:
"UNO. - (...) Hiciste tantos cumplidos al lugar, en las noches en que llegabas del hotel mortuorio donde vivís. Siempre me decís lo agradable que es algo, el aire cálido en invierno, el aire fresco en verano, el jardín de palmeras, incluso el cielo, como si perteneciera a la casa. Está bien, ahora podés quedarte si querés. No te cruzarás en mi camino, no me cruzaré en el tuyo. Después de un par de días, apenas nos notaremos mutuamente. Será como hablar con nosotros mismos, o como oír un pájaro o un grillo afuera, en algún lugar. (Hay una pausa. DOS junta las cartas, las agrega al mazo. Después UNO prosigue.) (...)"

Y ya me fui, de aquí no hay regreso; creámelo.
Con el afecto de la memoria.
Teófila.


18 dic 2011

"The Night of th Iguana" - Tennessee Williams

Mi apreciado Teófilo,
Y hete aquí, en el epígrafe de "La noche de la iguana", a Emily Dickinson, "esa solterona lírica de Amherst, Massachussets, que tenía un corazón estricto y salvaje bajo su blusa de tafeta":
"And so as kinsmen met a-night
We talked between the rooms
Until the moss had reached our lips
And covered up our names."

y yo me voy alejando ya definitivamente de usted; sólo quedan unas últimas y breves citas.
Con afecto.
Teófila

12 dic 2011

"Cat on a hot Tin Roof "- Tennessee Williams (III)

Mi querido Teófilo,
Ha recibido usted mi primer misiva, y mi segunda misiva, y ahora recibe usted el final del prefacio a "La gata sobre el tejado de zinc caliente" que le vengo enviando en sucesivas entregas:
"Esta afirmación típicamente emotiva, si no retórica, parece sugerir que, en ese momento, creía tener una relación sumamente personal, incluso íntima, con los espectadores de teatro. Lo creía y lo sigo creyendo. En una época, mi timidez morbosa me impidió tener una comunicación demasiado directa con la gente y posiblemente por eso empecé a escribir piezas y cuentos. Pero incluso ahora, cuando esa timidez que me traba la lengua, me hace sonrojar, me mantiene silencioso y replegado, ha desaparecido con el paso de la problemática juventud de la cual surgía, sigo encontrando más fácil "acercarme" a multitudes de extraños en la silenciosa oscuridad de la platea y los palcos de teatro, que a individuos ubicados del otro lado de la mesa. El que sean extraños en cierta forma los vuelve más familiares y me resulta más fácil acercarme a ellos, más fácil hablarles.
Por supuesto, sé que a veces doy demasiado por descontados simpatías e intereses correlativos en aquellos a quienes les hablo abiertamente, y esto ha llevado a rechazos lo suficientemente doloreosos y costosos como para inspirarme más prudencia. Pero cuando sopeso una cosa en relación con la otra, una fácil coincidencia con un duro respeto, el equilibrio se inclina hacia el mismo lado y, sea cual fuere el riesgo de que me den vuelta la espalda, no quiero hablar con la gente exclusivamente sobre los aspectos superficiales de su vida, el tipo de cosas de las cuales los conocidos se ríen y sobre las que charlan en las situaciones sociales comunes.
Siento que la gente está harta de eso y el cielo sabe que yo también, antes y después del pequeño intervalo de tiemo en el cual capto su atención y digo lo que tengo que decirle. La discreción de la conversación social, incluso entre amigos, sólo es superada por la discreción de "los seis pies profundo", esa tumba donde absolutamente nada se dice. Emily Dickinson, esa solterona lírica de Amherst, Massachussets, que tenía un corazón estricto y salvaje bajo su blusa de tafeta, comentó irónicamente ese tipo de discurso póstumo entre amigos en estas líneas:

Morí por la belleza, pero apenas me había
acomodado en la tumba,
cuando uno que murió por la verdad fue depositado
en un cuarto adyacente.

Me preguntó suavemente por qué desfallecí.
" Por la belleza", repliqué.
"Y yo por la verdad; las dos on una,
hermanos somos", dijo él.

Y así, como los parientes se encuentran por la noche,
hablamos de un cuarto al otro,
hasta que el musgo alcanzó nuestros labios
y cubrió nuestros nombres.

Entre tanto, quiero seguir hablando con ustedes sobre las cosas por las que vivimos y morimos, con tanta libertad e intimidad como si los conociera mejor que cualquier otra persona."
TENNESSEE WILLIAMS



Con afecto.
Teófila.



11 dic 2011

"Cat on a hot Tin Roof "- Tennessee Williams (II)

Mi siempre distante Teófilo,
Ha recibido usted mi primer misiva y me complazco ahora en continuar completando la transcripción prometida:

"(...)
El hecho de que quiero que observen lo que hago para darles un posible placer y para hacerles conocer cosas que creo conocer mejor que ustedes -porque mi mundo es diferente del de ustedes, tan diferente como el mundo de cada hombre lo es del de los demás-, no es suficiente excusa para un lirismo personal que todavía no domina el truco necesario de elevarse por encima de lo singular hacia la preocupación plural, de lo personal a lo que tiene importancia general. Pero durante años y años, que pueden haber pasado como un sueño debido a esta obsesion, he tratado de aprender cómo hacer ese truco y realizarlo, y a veces siento que puedo lograrlo. Por momentos, cuando el arrebatado actor callejero que en mí grita "¡Mírenme!", siento que mi azaroso calzado y mis fantásticas galas tal vez no me hagan perder el equilibrio. Entonces, súbitamente, ustedes compañeros actores del espectáculo callejero, me conceden su atención y me permiten mantenerla, al menos durante el intervalo que va de las 20:40 a las 23 y unos minutos.
Este mes de marzo harán once años del momento en que estaba a sólo nueve meses -mucho más cerca de lo que suponía- de ese acontecimiento largamente demorado pero siempre esperado para el cual vivía: el momento en que por primera vez captaría y retendría la atención del público. En esa ocasion escribí mi primer prefacio a una pieza larga. El último párrafo decía así:

"Hay demasiado que decir y no suficiente tiempo para decirlo. Tampoco hay suficiente poder. No soy un buen escritor. A veces, por cierto, soy muy mal escritor. Difícilmente haya un escritor exitoso en mi ámbito que no pueda trazar círculos alrededor de mi manuscritos, pero creo que escribir es algo más orgánico que las palabra, algo más cercano al ser y la accion. Quiero trabajar con un teatro más plástico que aquel con el cual he trabajado antes. Nunca ni por un momento, he dudado de que hay personas -¡millones!- a quienes decirles cosas. Nos acercamos unos a otros gradualmente pero con amor. Ee el corto alcance de mis brazos lo que se interpone, no la longuitud y multiplicidad de los suyos. Con amor y con honestidad el abrazo es inevitable."
(...)"


Solácese y aguarde mi próxima carta.
Con afecto.
Teófila.

9 dic 2011

"Cat on a hot Tin Roof "- Tennessee Williams (I)

Mi distante Teófilo,
Me informan que está próximo a migrar del frío hacia el sur buscando aires más cálidos como las grullas blancas de "No puedo imaginar el mañana"; entonces recordé este hermoso e incisivo inicio de obra:

"De persona a persona
Sin duda es una pena que una proporción tan grande del trabajo creativo esté estrechamente relacionado con la personalidad de quien lo hace.
Es triste, vergonzoso y poco atractivo que las emociones que conmueven al crador con la suficiente profundidad como para exigir su expresión y cargarla de cierto nivel de luz y de poder, estén casi todas arraigadas, por transformadas que se muestren en su superficie, en las preocupaciones particulares y a veces peculiares del propio artista, en ese mundo especial, en las pasiones e imágens propias de aquél que cada uno de nosotros teje sobre sí mismo desde el nacimiento hasta la muerte, una red de monstruosa complejidad, desplegada a una velocidad incalculable y de una longitud que supera toda medida, desde la boca de la araña hasta sus propias percepciones singulares.
Es una idea solitaria, una condición solitaria, sobre la cual resulta tan aterrador pensar que por lo general no lo hacemos. Y por eso hablamos entre nosotros, nos escribimos y nos mandamos telegramas, nos llamamos desde corta y larga distancia a través de la tierra y el mar, nos estrechamos las manos al reunirnos y al separarnos, nos peleamos e incluso nos destruimos entre nosotros a raíz de este esfuerzo, siempre en cierta forma coartado, de romper los muros que nos separan. Como dijo una vez un personaje de una pieza: "Todos estamos sentenciados a un confinamiento solitario dentro de nuestra propia piel."
El lirismo personal es el grito que un prisionero lanza a otro desde la celda solitaria donde cada un o está confinado durante toda su vida.
Una vez vi a un grupo de niñitas en una vereda de Mississippi, disfrazadas como muñecas con las galas descartadas de sus madres y hermanas, todas cubiertas de vestidos de baile harapientos y sombreros de plumas y chinelas de tacón alto, que jugaban a representar una reunión de damas en un salón, imitando a la perfección las educadas efusiones y las tontas sonrisas sureñas. Pero una niña no estaba satisfecha con la atención que las otras prestaban a su arrebatada representación, se encontraban demasiado enfrascadas en sus propias representaciones para conformarla, así que extendió sus bracitos flacos, echó hacia atrás su cuello flauito y gritó dirigiéndose al cielo sordo y a sus compañeras de juego igualmente desentendidas: "¡Mírenme, mírenme, mírenme!"
En ese momento, las chinelas de tacón alto de su madre hicieron que perdiera el equilibrio y cayó en la vereda en un aullante enredo de satén blanco manchado y tul rosa desgarrado, pero igual nadie la miró.
Me pregunto si ahora no es una escritora del sur.
Por cierto, no son sólo los escritores sureños con inclinaciones líricas quienes se comprometen en semejante histrionismo y gritan: "¡Mírenme!" Tal vez es una parábola de todos los artistas. Y no siempre nos tropezamos y aterrizamos en un enredo de adornos que nos sientan mal. Sin embargo, es bueno ser consciente de ese peligro y no contentarse con un pedido de atención, saber que a partir del lirismo personal, del histrionismo callejero, debe crearse algo que no sólo atraerá a los observadores sino a los participantes en la representación.
Por mi parte, trato empeñosamente de hacerlo. (...)"


Aquí le envío la primer parte; sé que gusta de las lecturas breves. Le enviaré en unos días el resto.
Con afecto.
Teófila

27 nov 2011

Heródoto y teatro

Mi amantísimo,
Sé que le han llegado rumores bien fundados que relatan mi estado de abulia y abandono de mí misma. Entonces iré de inmediato a invitarle a que se entretenga con nuestro amigo:
"Por su parte Periandro, el que informó a Trasibulo de la respuesta del oráculo, era hijo de Cípselo y tirano de Corinto. Pues bien, al decir de los corintios (y con ello coinciden los lesbios), en el curso de su vida fue testigo de un extraordinario portento: la llegada al Ténaro, a lomos de un delfín, de Arión de Metimna, que era un citaredo sin par entre los de su época y el primer individuo, que nosotros sepamos, que compuso un ditirambo, le dio este nombre y lo hizo representar en Corinto."

Vuelvo a mis quehaceres.
Afectuosísima
Teófila.

27 oct 2011

Clarice Lispector, del 7 de septiembre de 1.968

Mi querido Teófilo, la dejo con ella:

ES NECESARIO TAMBIÉN NO PERDONAR
Una entrevistada por el programa de la BBC, Inglaterra, Hora de las Mujeres, habló sobre sus experiencias como prisionera de guerra.
-Cuando una persona ya pasó por muchos sufrimientos, sabe apreciar las debilidades y buenas cualidades incluso de los propios enemigos. ¿Por qué debe ser nuestro enemigo completamente malo, o la víctima completamente buena? Ambos son criaturas humanas, con lo que hay de bueno y de malo. Y creo que si apelamos al lado bueno de las personas tendremos éxito, la mayoría de las veces.
Sé lo que ella quiso decir, pero está mal. Hay un momento en que se debe olvidar la propia comprensión humana y tomar partido, aun equivocándonos, por la víctima, y un partido, aun equivocándonos, contra el enemigo. Y volverse primario al grado de dividir a las personas en buenas y malas. El momento de supervivencia es aquel en que la crueldad de quien es la víctima se ejerce, la crueldad y la rebelión . Y no comprender a los otros es lo que corresponde.
Con afecto.
Teófila.

10 oct 2011

Clarice Lispector, en el medio del mismo día

Mi amantísimo Teófilo,
Hoy no ando de deseos ni de paseos. Sólo me detengo en ella y la vuelvo a amar en el mismo día:
"1967
19 de agosto
LA SORPRESA
Mirarse en el espejo y decirse deslumbrada: qué misteriosa soy. Soy tan delicada y fuerte. Y la curva de los labios conservó la inocencia.
No hay hombre ni mujer que no se haya mirado en el espejo y no se haya sorprendido consigo mismo. Por una fracción de segundo nos vemos como un objeto a observar. A esto le llamarían tal vez narcisismo, pero yo lo llamaría: alegría de ser. Alegría de encontrar en la figura exterior los ecos de la figura interna: ah, entonces es cierto que no me imaginé, yo existo."

¿Y usted? ¿Nada dice?
Mis afectos distantes para usted.
Teófila


10 sept 2011

Clarice Lispector, al final del mismo día

Mi amantísimo Teófilo,
Simplemente, hoy, la dejo con ella para que la ame tanto como yo:
"JUGAR A PENSAR
El arte de pensar sin riesgos. Si no fuese por los caminos de emoción adonde el pensamiento conduce, el pensar ya se habría catalogado como uno de los modos de divertirse. No se invita a los amigos al juego a causa de la ceremonia que se cumple al pensar. El mejor modo es invitar sólo a una visita, y, como quien nada pide, pensar juntos, con el disimulo de las palabras.
Esto, en tanto juego liviano. Pues para pensar en profundidad -que es el máximo grado de hobby- es necesario estar solo. Porque entregarse a pensar es una gran emoción, y solamente se tiene el valor de pensar delante de otro cuando la confianza es tan grande que no hay inhibición en usar, de ser necesario, la palabra otro. Además se exige mucho de quien nos ve pensar: que tenga un corazón grande, amor, cariño, y la experiencia de haberse entregado también a pensar. Se exige tanto de quien oye las palabras y los silencios -como se exigiría en el sentir. No, no es cierto. En el sentir se exige más.
Bueno, pero, en cuanto al pensar como diversión la ausencia de riesgos lo pone al alcance de todos. Algún riesgo existe, es claro. Se juega y se puede salir con el corazón ensombrecido. Pero por lo general, si se toman los recaudos intuitivos, no hay peligro.
Como hobby, presenta la ventaja de ser por excelencia transportable. Aunque en el seno del aire sea aún mejor, a mi ver. En ciertas horas de la tarde, por ejemplo, cuando la casa llena de luz más parece vaciada por la luz, mientras la ciudad entera se estremece trabajando y sólo nosotros trabajamos en casa pero nadie lo sabe -en esas horas en que la dignidad se reharía si contáramos con un taller de arreglos o una sala de costura-, en esas horas: se piensa. Así: se empieza desde el punto exacto donde uno se encuentre, aunque no sea por la tarde; sólo por la noche no lo aconsejo.
Una vez por ejemplo - en el tiempo en que mandábamos la ropa a lavar afuera- estaba yo haciendo la lista. Tal vez por el hábito de poner título o por unas súbitas ganas de tener un cuaderno prolijo como en la escuela, escribí: lista de... Y fue en ese instante cuando aparecieron las ganas de no ser seria. Es ésta la primera señal del animus brincandi, en materia de pensar -como hobby. Y escribí aguda: lista de sentimientos. Lo que quería decir con esto tuve que dejarlo para más adelante -señal de que estaba en el camino correcto y que no me afligía por no entender; la actitud debe ser: no se pierde por esperar, no se pierde por no entender.
Entonces empecé una listita de sentimientos de los cuales no sé el nombre. Si recibo un regalo hecho con cariño por una persona que no quiero -¿cómo se llama lo que siento? La falta que se siente de una persona que ya no queremos, ese dolor y ese rencor -¿cómo se llaman? Estar ocupada -y de pronto detenerme por haber sido invadida por una súbita indolencia dulcificadora y venturosa, como si una luz de milagro hubiese entrado en la sala: ¿cómo se llama lo que he sentido?
Pero debo aclarar. A veces se empieza a jugar a pensar, y he aquí que inesperadamente es el juguete el que empieza a jugar con nosotros. No es bueno. Es sólo fructífero."

Como dicen ahora por ahí: para paladear despacio y volver a gustarla una y otra vez y sucumbir ante tanta inteligencia.
Amantísima,
Teófila.

24 ago 2011

Jean-Luc Lagarce

Mi amantísimo,
Habiendo ya participado generosamente en el intercambio de regalos con que hemos reanudado nuestro epistolario, le transcribo unas palabras de Lagarce en "Music-Hall":
"El jefe-burlón -entonces- ofreciéndome el lugar:
'La casa es suya, sheniorita'
¡Casa! Este masacote informe de suburbio gris,
semillero de perdedores.
'Pero le advierto -dice esto
para coronar su discurso- con una historia así,
no va a venir mucho público,
no hay que esperar gran cosa, ni ganancias ni nada.
Porcentaje sobre el bar, porque hay un bar, ¿no
le habían dicho? Porcentaje, imposible, usted
esta soñando -querida sheniora-
no, no se puede esperar mucha ganancia y aplausos tampoco,
por supuesto,
son muy lentos y cerrados por aquí y poco entusiastas,
pero los aplausos, ¿para qué sirven?
¿Eh?

Para una ilusión de triunfo, para nada más, y tampoco
-agrega jefe-burlón, con la complicidad silenciosa
de sus muchachos-
y tampoco, es seguro que vengan,
son desconfiados y no tienen sentido del humor,
y un espectáculo sin historia es un chiste, ¿no?
¿Eh? ¿Eh?'
Y yo, siempre lo mismo, un viejo número que tengo,
desde hace ya mucho tiempo, y que uso muy seguido,
y sin ir más lejos esta tarde, sin ir más lejos,
y yo
sonriente, lentamente y con desenvoltura,
la Chica que se las sabe todas y siempre salió
del pantano,
porque es un pantano,
acá también, ríanse, acá también,
y sin ir más lejos que hoy..."
Con aires de desear más.
Teófila.


19 ago 2011

Alexandr Serguéievich Pushkin (1799-1837)

Cara Teófila,

Escribo estos rudos garabatos para no perder la singular oportunidad que se presentó en la posada en la que fortuitamente deposité mis huesos al encontrar a nuestro mutuo amigo J......, quien está por estas tierras en visita oficial y aceptó gustosamente la tarea de llevarle esta misiva.

No habiendo novedades personales de interés, le comentó que para este viaje cogí presurosamente un ejemplar de “La hija del capitán” de Pushkin* que comprara en Salónica cuando su Santidad me dio su dispensa para volver por primera vez.

Sin tiempo para mayor análisis, decirle que es una novela romántica, de honor y de acción, en la que un joven aristócrata sale del hogar paterno hecho un imberbe para volver forjado como hombre para poder seguir explotando con honor el trabajo de sus semejantes, con la ayuda final de la Emperatriz, cual Deus Ex Machina.

Siempre descubro en los clásicos de la literatura ese placer del neófito ante un mundo tan interdependiente. Seguramente algún avezado benedictino con acceso a innumerables bibliotecas es capaz de hacer relaciones certeras entre aleph y omega. A mí me basta con disfrutar encontrarme en este folletín con Tolstoi y Chejov o incluso con Verne y Borges.

Sin más, prometo escribirle de manera más asidua.
Su humilde servidor,

Teófilo


*Pushkin, Alexandr S., “La hija del Capitán / La Dama de Pique”, Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1978.

18 ago 2011

J.D. Salinger

Mi tiernísmo Teófilo,
Los sonidos de la inteligencia son bellísimos. Retribuyo el bello regalo que me ha hecho con Mishima con un largo bocado de Salinger en "El guardián entre el centeno":
"Se volvían locos. Eran el mismo tipo de cretinos que en el cine se ríen como condenados por cosas que no tienen la menor gracia. Les aseguro que si fuera pianista o actor de cine o algo así, me reventaría que esos imbéciles me consideraran maravilloso. Hasta me molestaría que me aplaudiesen. La gente siempre aplaude cuando no debe. Si yo fuera pianista, creo que tocaría dentro de un armario. Pero, como iba diciendo, cuando acabó de tocar y todos se pusieron a aplaudirle como locos, Ernie se volvió y, sin levantarse del taburete, hizo una reverencia falsísima, como muy humilde. Como si además de tocar el piano como nadie fuera un tío sensacional. Tratándose como se trataba de un esnob de pirmera categoría, la cosa resultaba bastante hipócrita. Pero, en cierto modo, hasta me dio lástima porque creo que él ya no sabe siquiera cuándo toca bien y cuándo no. Y me parece que no es culpa suya del todo. En parte es culpa de esos cretinos que le aplauden como energúmenos. Esa gente es capaz de confundir a cualquiera. Pero, como les iba diciendo, aquello me deprimió tanto que estuve a punto de recoger mi abrigo y volverme al hotel, pero era pronto y no tenía ganas de estar solo."


Con toda mi ternura.
Su Teófila


28 jul 2011

Derecho de gentes

Estimada Teófila,

Sé que sus inquietudes estéticas no han sido óbice para mantener también un fuerte vínculo con el estudio de las leyes. (Recuérdeme cuando la vea que le devuelva su magníficamente iluminado manuscrito de la "Res Publica" de Platón). Es por esto que me permito enviarle un párrafo extraído de una sentencia del Procurador del Rey en la que el derecho de gentes hace gala de un particular humanismo y conocimiento de la psicología que aunque en vuesa tierra estéis tal vez acostumbrados, no deja de sorprender a los jurisconsultos de este lado del océano. Tenga en cuenta que aquí el derecho de gentes se ha dado de posponer en beneficio de los altos intereses del Imperio, algo por lo cual no dejo de expresar mi insatisfacción en cada ocasión que se precie incluso a riesgo de caer en desgracia ante los benefactores de nuestra Orden. Le trascribo letra por letra:
“Las causas en las que se investiga la comisión de delitos de lesa humanidad, revelan con nitidez que el terror radicó en la negación del otro no sólo en términos físicos, sino también mediante la colonización de su subjetividad a través de la despersonalización; es decir objetualizando a los sujetos, reduciéndolos a una cosa”, explica el dictamen de Delgado, al que accedió este cronista.
Dicho sea de paso que con sumo desazón he comprobado a partir de una intercalación hecha por mí en una farsa que se ha representado en distintas cortes, lo poco que se lee a Primo Levi.

Sin más y pidiéndole nuevamente disculpas por abonar temas que para usted resultan harto conocidos, la saludo todo lo efusivamente que nuestra condición lo permita.

Teófilo.