4 jun 2007

Algunos cambios fundamentales de la época moderna

Teófila de mi corazón,

Continuando ordenando mis notas sobre la ciencia entre el medioevo y la modernidad, le comento algunos cambios fundamentales de la época moderna.
  • La naturaleza de los modernos es distinta a la de los medievales, no existiendo en los primeros las diferencias aristotélicas del tipo cuerpos naturales y cuerpos artificiales.
  • Los modernos se interrogan sobre la naturaleza en condiciones artificiales, mientras que los medievales se refieren al mundo cotidiano con el fin de ejemplificar teorías de carácter religioso.
  • Los modernos exploran un nuevo universo, los medievales profundizan sobre un saber ancestral.
  • El uso del denominado método científico o experimental, en el cual se realizan observaciones y se proponen hipótesis para formular leyes o principios que definan esos comportamientos. Los científicos modernos actúan con una “desenvoltura y un oportunismo metodológico que son totalmente desconocidos para la tradición medieval”. Los escolásticos tenían una exigencia de exactitud absoluta que funcionaba con un verdadero boicot del avance científico, mientras que los modernos no se interesaban por esta precisión ideal y sí por lograr dar soluciones satisfactorias con los instrumentos disponibles, algo mucho más asequible y que permitía dar pasos firmes.
En los próximos días le daré algún tipo de cierre a todo este asunto.
Saludos atentos,

Teófilo,

PD: Acerca de este asunto, puede leer "El nacimiento de la ciencia moderna en Europa" de Paolo Rossi

1 comentario:

Verónica Garat dijo...

Mi querido Teófilo,
No reiteraré aquí mis aseveraciones sobre los placeres y el interés que despiertan en mí sus epístolas. Ya se lo he dicho más de una vez y temo que de continuar arribaré al tono de los excesos que tan bien ha sabido usted atemperar.
Al igual que en su anterior epístola subyace aquí una idea de avance, de progreso. Me llama la atención esto. Me seduce.
Me detengo y "dejo que vuele la imaginación"...
Quizás perciba usted, como yo, al leer a un Comte, a un Marx, cierta imagen de hombre alucinado mirándose a sí mismo, mirando a su alrededor la naturaleza dominada, el mundo revolucionado, mirando hacia atrás y hacia adelante, haciéndose artífice de su propio destino...
Mis cariños para usted, mi querido.
Teófila.