Cara Teófila,
Sobre ciertas formas para exponer conceptos en forma oral no pocas veces he sido crítico. Sobre todo me ha molestado la manera retórica de realizar preguntas para dar la ilusión de que sea el "receptor" quien llegue a las conclusiones preconcebidas por el "emisor". Claramente Vd. verá que en la actualidad semejante método puede realizarse de un emisor o maestro muy superior a su receptor o alumno. Se requiere metodologías pedagógicas como ésas para aludir a un concepto que, formulado prosódicamente, sería tal vez incomprensible. El mismo método que usan las maestras cuando preguntan "de qué color era el elefante blanco de Aníbal". Perdonará Vd. mi burdo ejemplo de la agresión que significa para un "receptor" con medianas luces encontrarse envuelto en semejante forma discursiva.
Esto viene al caso de que releía hoy que cuentan que cuentan que contaban los que saben, que una de las innovaciones de Sócrates fue este "método de las preguntas", o mayéutica, a contrapunto de los largos discursos que formulaban sus odiados sofistas. A estas alturas debo decirle que cualquiera que intenta utilizar la mayéutica para referirme algo, no recibe de mí en el mejor de los casos más que indiferencia. Y, ¡ay de aquel que insista!
Puro y duro,
Teófilo.
PD: Ahora, cuando alguna grácil mujer aplica cualquier forma discursiva, fácilmente ella podrá optar por recibir todo mí cariño que, con indiferencia hacia palabras y conceptos, se guiará sólo por el timbre de su voz.
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