Cara Teófila,
Sin disminuir mi amor por Vos, ha llegado a mi corazón la señorita Hannah Arendt. Vea usted que potentes palabras al responder a una reseña crítica al filósofo Eric Voegelin acerca de “Orígenes del Totalitarismo”. Más que hacer una reseña del artículo me interesa destacar cuestiones de la prosa de Arendt que tanto me ha gustado descubrir este año. En general son un tipo de razonamiento muy adecuado para aplicar a la política contemporánea.
“Describir los campos de concentración sine ira no es ‘ser objetivo’ sino indultarlos”. (9)
“toda historiografía es necesariamente una operación de salvamento, y con frecuencia de justificación; nace del temor del hombre al olvido y del empeño que alguien pone en favor de algo, lo cual es incluso más que el simple recordar.” (9)
Si moralicé o si me dejé llevar por el sentimiento es que simplemente no hice bien lo que tenía que hacer, a saber: describir el fenómeno totalitario como ocurriendo no en la Luna, sino en medio de una sociedad humana. (9)
“la cuestión es que los liberales claramente no son totalitarios. Lo que no excluye, por supuesto, el hecho de que elementos liberales o positivistas se presten también a un pensamiento totalitario; pero tales afinidades significarían sólo la necesidad de trazar distinciones aun más precisas en virtud del hecho de que los liberales no son totalitarios. (10) (...) mi litigio fundamental con el estado presente de las ciencias históricas y políticas reside en su creciente incapacidad para hacer distinciones.
Se distinguen de las multitudes de siglos pasados en que no tienen intereses comunes que las mantengan unidas ni ningún tipo del “acuerdo” mutuo que, según Cicerón, constituye el inter-est, lo que está entre los hombres, y que se extiende a todo, desde lo material a lo espiritual y a otros órdenes. (10)
Quienes de los terroríficos sucesos de nuestro tiempo sacan la conclusión de que tenemos que volver a la religión y a la fe por razones políticas, me parece que muestran idéntica falta de fe en Dios que sus adversarios.
Teófilo
PS: El artículo es Nº 124 de CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA
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