8 ago 2006

Freud y los antropólogos


Repimporroteadora Teófila,

Dentro de los escritos recomendados por los ancianos de la Escuela Epicurea Salmanticae se encuentra un compendio de textos canónicos de la antropología*. Recién he comenzado con los primeros, correspondientes a los llamados “evolucionistas”: Spencer, Morgan y Tylor. En el ramo denominado de la Antropología Cultural Temprana me he detenido en el señor Franz Boas, que al mencionar a Freud me hizo retrotraer a la introducción realizada por los mismos compiladores –norteamericanos a la sazón-, en la que rezan lo siguiente:

Dos grandes pensadores han sido omitidos en este libro, ya que tuvieron impacto en el entorno general de la antropología más que en la propia antropología. Son Marx y Freud. Ambos forman parte del “Zeitgeist”, y sólo en este sentido son parte de la antropología. Ambos estaban interesados por la antropología, aunque Marx vivió antes de que la palabra significase lo que significa hoy; Freud leyó extensamente sobre ella. La malinterpretaron tanto como nadie lo había hecho; es decir, usaron materiales antropológicos con fines no antropológicos y con fines que los mismos antropólogos tienden a desaprobar.
La importancia de Freud para la antropología no se encuentra en obras tales como “Totem and Tabu”, en la que pretende versar sobre antropología; y tampoco son relevantes sus trabajos posteriores como “Civilization and Its Discontents”, el cual se asigna a estudiantes no graduados en cursos de ciencia social. Más bien, viene de sus primeros escritos —su libro con Brener, “On Histeria”; su pieza maestra “The Interpretation of Dreams”, y las “Three Contributions”. Estos libros no podían, posiblemente, ser seleccionados en una obra que quiere mostrar los pasos históricos del desarrollo de la antropología —aunque el Capítulo 1. de “The Interpretation of the Dreams” puede ser muy bien uno de los documentos germinales de todos los tiempos para la antropología (a pesar del hecho de que pocos antropólogos lo han leído).

Franz Boas (1842-1942) , del que debería tal vez remarcar que es germano-norteamericano, en su artículo “Los Métodos de la Etnología” (1920) profundiza y luego resume en lo siguiente:

“Mientras que podemos dar la bienvenida a la aplicación de todo avance en el método de la investigación psicológica, no podemos aceptar como avance en el método etnológico la cruda trasferencia de una novela, método unilateral de investigación psicológica del individuo a fenómenos sociales cuyo origen se demuestra históricamente que está determinado y sujeto a las influencias que no son en absoluto comparables a las que controlan la psicología del individuo.”

Sabe Vd. mejor que yo que nuestras disertaciones acerca de la Historia del Teatro aceptábamos sin tapujos el nacimiento del tabú del incesto y de la ceremonia equilibrante de la represión según lo narra Freud en “Tótem y Tabú”. Para expiar nuestro espíritu científico, agregábamos en letra pequeña el autoexculpador calificativo de “cuentito” al relato del creador del psicoanálisis y nos consolábamos con el carácter siempre pragmático y nunca científico de los asuntos que tratábamos siempre en función de la producción de sentido espectacular. Por esto mismo la versión de Levi Strauss que ubicaba a la prohibición del incesto en necesidades puramente económicas de la sociedad nos pareció por ser fría y calculadora, poco atractiva para darle una que de otra manera hubiera sido una muy merecida atención.

Espero no aburrirla demasiado con tan largas epístolas que me permito en mi aparentemente elegido libremente exilio.
Lejano y suyo,
Teófilo.

* Antropología. Lecturas. Paul Bohannan y Mark Glazer*. McGraw-Hill, Madrid, 1993. 2da Edición.